En la búsqueda de una cura para el VIH, se han presentado ciertos obstáculos en el camino de los investigadores médicos y científicos. Por otra parte, nada que valga la pena tener se obtiene sin trabajar para conseguirlo, ¿no? Bueno, el primer obstáculo es bastante simple: incluso si una persona infectada por el VIH ha sido «curada» del VIH (una cura funcional, por ejemplo), ¿cómo sabemos que la persona en cuestión está libre del VIH? Después de todo, el VIH aún podría permanecer latente en el cuerpo en niveles muy pequeños (menos de 1 en 1 millón de células CD4) y ​​posiblemente regresar en algún momento en el futuro.

Lo que el Paciente de Berlín nos ha enseñado es que si se obtiene una cura funcional, como la que curó al Paciente de Berlín de su infección por VIH, entonces realmente no importará si el VIH permanece en el cuerpo en niveles increíblemente pequeños. Las cantidades serían demasiado pequeñas para encontrarlas utilizando la tecnología actual a nuestra disposición. Tomar la decisión de poner fin a la terapia antirretroviral (TAR) depende de si realmente se ha erradicado el VIH o no, porque, como ya sabemos, si se suspende el TAR antes de erradicar el VIH, se replicará y florecerá tan pronto como tenga la oportunidad.

Al final, la investigación solo llega hasta donde la financiación lo permite, razón por la cual es tan importante la financiación adecuada para la investigación del VIH/SIDA. En 2009, el gobierno de los Estados Unidos gastó el 3% de su presupuesto de investigación del VIH/SIDA de $1.500 millones en el trabajo para encontrar una cura. Esa cifra asciende a 45 millones de dólares, una suma bastante insignificante. Los partidarios de la investigación de la cura del VIH/SIDA estiman que la financiación recomendada debería estar más cerca de los 200 millones de dólares. Como resultado, las organizaciones sin fines de lucro han dado un paso al frente para cubrir la falta de financiamiento con importantes subvenciones para investigación; sin embargo, se necesita más dinero.

El régimen de terapia antirretroviral más básico cuesta un mínimo de $ 20,000 por año, una suma que está fuera del alcance de la mayoría de las personas en los países desarrollados, y mucho menos en los países en desarrollo más pobres sin un buen acceso a estos medicamentos. Un tratamiento como el trasplante de células madre que curó al Paciente de Berlín podría costar 200.000 dólares. A medida que la tecnología mejore, estas terapias serán más baratas, pero es posible que eso no suceda hasta dentro de una década o más. Mientras tanto, el trabajo continúa con el dinero que actualmente se está destinando a la causa. Encontrar una cura para el VIH será un gran logro, pero hasta que se resuelvan los obstáculos de la investigación y se disponga de la financiación adecuada, la cura en sí seguirá siendo difícil de alcanzar.

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