A principios de otoño, en Minnesota, la lluvia cae, cae,
En cubos, cubos y más cubos–: gotas
Comparado con la música de sus muchas corrientes, la tierra
de diez mil lagos; grava humedecida, grava
En todas partes…

El abuelo se sienta en el porche, soñando despierto con, con
Algo, quizás el invierno a la vuelta de la esquina–;
Como desaparecen las moscas, con los mosquitos…
Las hojas pronto se desvanecerán, las sombras llegarán temprano

Tal vez esté pensando en el verano: millas y millas
Y millas y millas de maizales; su infancia ahora
Desaparecido hace mucho, tararea un himno, una canción; mirando a la
Valla de caños de metal que hizo, con tres postes, en la
Terraplén, que conduce a los escalones del porche;
Está desgastado como él.

Los vientos en Minnesota huelen frescos, frescos de todos
El follaje, hay mucho. los ochenta y tres
Un hombre de un año mira a su alrededor, en su mosquitero
Porch: busca su pipa, la enciende, chupa una
Arrastrar, expulsa un poco de humo: deriva y deriva
En los rincones de la casa

«¡Ah!» dice–orgulloso de los acontecimientos de su vida–le digo a
Yo mismo (tengo diez años): «¿Seguro que ya ha vivido esto?»

Hay muchas historias que quiere contar, pero primero
Quiere oler el aire fresco, el ardor del otoño
Hojas – Él, nunca tuvo la intención de haber vivido tanto tiempo
Una vida, creo, el viejo oso, vino de Rusia en 1916;
Aceptó la vida, se adaptó a ella.

Oye los gorriones, sus plumas aleteando, débilmente
Plumas sucias, aleteando, cubriendo cada centímetro de su
Cuerpos– Se da cuenta de la escarcha en el árbol cercano. Parece
Él, el sol está rebotando en el suelo, se pone pedacitos
Y pedazos de eso en su cara, lo calienta, de alguna manera,
Lo descongela…

Está respirando, frágil como, como leyendo a Faulkner, lentamente
Lo hace, un ting inquieto. Nunca salió de Minnesota una vez, una vez
Regresó a casa de la Primera Guerra Mundial (1918), «… no es necesario», dijo.
Dice que está feliz…
Los campos están limpios, los animales en los graneros; en la ciudad,
Gente cortándose el pelo, todo cerrando.
El invierno es ahora, llegó anoche, un invierno de Minnesota
Es como ningún otro. Acaba de despertarse, sus huesos helados. los
El viento sopla, ahora silba, sin follaje que detenga sus ecos.

«Solo quedan unos pocos como yo», murmura. los
Le gusta el sabor del invierno; galletas calientes, café caliente, una
Humo de pipa o cigarro. Ramas negras que fueron
Verde hace unos meses–: es 10 bajo cero.

Él ve la belleza de Minnesota en un vistazo aquí y
Allí… Hace que su cerebro se inunde de vida; es la naturaleza en su
¡Mejor!…

para kathy [#800 8/14/05]

En español
Traducido por: Nancy Peñaloza

Respirando en, Minnesota
[un poema]

Al comienzo del Otoño, en Minnesota, la lluvia cae, cae, En cubos, cubos
Y más cubos-: gotas Comparadas con la música de sus muchos arroyuelos de
Diez mil lagos; grava humedecida, grava por todas partes…

El abuelo se sienta sobre el pórtico, soñando despierto, de Algo, quizás el invierno rondando la esquina-; mientras las moscas desaparecen, con los mosquitos…Las hojas pronto desaparecerán, las sombras vendrán temprano

Tal vez él esta pensando en el verano: millas y millas y millas y millas de maizales;
Su niñez ahora, hace mucho tiempo ida, él tararea un himno, una canción; mirando

La valla metálica-entubada, que él hizo, con tres postes, sobre el Terraplén,
Conduciendo los pasos hacia el pórtico; Esto esta desgastado como él.

Los vientos en Minnesota huelen fresco, fresco por todo el follaje, hay
Mucho de ello. El anciano de ochenta y tres años mira alrededor, sobre su protección
En el Pórtico – trayendo su pipa, encendiéndolo, aspiran una Rastra, eliminando el humo: esto va a la deriva y llega las esquinas de la casa

¡» Ah!» Él dice – orgulloso de los acontecimientos de su vida- me digo a mi mismo (pero yo sólo de diez): Sin duda «¿Él ya vivió esto?»

Hay muchas historias que él quiere contar, pero primero, él quiere oler el aire fresco, la combustión de Hojas de otoño – Él, nunca tuvo la intención de haber vivido esto a lo largo de una vida, Yo creo, el viejo oso, vino de Rusia en 1916; Él aceptó la vida- adaptado a ello.

Él oye los gorriones, su batir de plumas, plumas apenas Manchadas, batir, cubriendo cada pulgada de sus Cuerpos – Él nota la helada sobre el árbol cercano. Le parece, el sol esta saltando en el campo, él consigue añicos y pedazos de ello sobre su cara, esto calienta, de algún modo, Lo deshiela hacia fuera…

Él esta respirando, frágil como, – como leyendo Faulkner, despacio hace esto, un tintineo difícil. Él nunca dejó Minnesota alguna vez, una vez que Él llegó a casa de WWI (1918), «…ninguna necesidad», él dice – que el es feliz…. los campos son limpios, los animales en los graneros; en la ciudad, la gente que consigue cortes de pelo – todo cerrando abajo. El invierno esta ahora – llegó anoche, un invierno del Minnesota no Se parece a ningún otro. Justo cuando el se despertó, sus huesos enfriados. El Viento sopla, ahora esto silba, ningún follaje para parar sus ecos.

«Hay sólo unos pocos dejados como yo » murmura él. El Sabor del invierno le gusta; bizcochos calientes, café caliente, fumar de una pipa o cigarro. Las ramas negras que eran Verdes hace unos meses-: esto es 10 bajo cero.

Él ve la belleza de Minnesota en un vistazo aquí y Allí – Esto hace a su cerebro nadar con la vida; ¡esto es la naturaleza en su fineza!…

a Kathy [*800 8/14/05]

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