El poema épico:

Una muerte en Cajamarca, Perú

[Atahualpa, in Cajamarca]

Avance: Esta es una versión, no traducción de ningún tipo, sobre el encarcelamiento y muerte de Atahualpa el Rey Inca del Imperio Inca, en el siglo XVI (Perú).

Atahualpa, perdurable en Cajamarca

¡Recibido por De Soto, su amigo libre de España!

«¡Ten calma! Estos tiempos serán tolerantes contigo».

Por Riquelme, ¿quién está cansado de este lugar?

Insatisfecho con el jaque mate, mira a Atahualpa

Tan simplemente detestable, ardiente, sombrío, poco atractivo,

Y anhela volver a encontrarse en España,

Después de la vergüenza de la derrota,

Por el esclavo cautivo Atahualpa, Rey Inca

Quién dio consejos al Capitán Hernando De Soto

Y consiguió un inevitable jaque mate….

Y amigos y fiesta–vio más que todo, sus juegos–

Esta vida parecía vacía y plana. Se afloja para descansar

En su vasta prisión todo vivo con paredes, escuchando

Y temblorosos combatientes con túnicas incaicas, el aire

Encantado por las rugientes fermatas de los hombres–

El dosel iluminado por el sol que se eleva por encima,

Inflamado y manchado contra sus venas acordonadas

Y revoloteando fuera de su borde con un testimonio penetrante–

Los guerreros salvajes que rugen desde el pozo de abajo–

Los soldados abarrotados más salvajes desde arriba

Con un largo grito que envía la sangre sobresaltada

Con emoción y rubor repentino en las rodillas–

Cien voces gritando–al Rey Inca

De caballos españoles galopando por la tierra–

El sonido de las espadas, los agudos choques del acero…

Espadas vivas que giran en círculos con sangre roja–

Cascos de hiel brillando bajo su torrente de pelo–

Un Dios mágico y profético, para ellos

Peor que el furor: los ojos de Atahualpa

A los indios peruanos, sin hacer nada,

Su músculo se tensó, y luego viene la esclavitud;

«¡Abet!, ¡esa es la voluntad de Dios!», dice Atahualpa a su pueblo.

«…es decir, es su España, no es la nuestra ni la mía».

Y sí, Atahualpa sintió que el gran Dios estaba a su lado

Se para con la cara hacia arriba, como si viera y creyera.

El juego lo ilustra y dice: «¡Eso es la muerte!»

«¡Ah! ¡Por mi España!» hablo sus mismas palabras

En cuanto a su grupo, los conozco, a todos…

Un extraño lugar loco y lleno de maquillaje, indómito–

Soto, Rada, Chavez, Atienza, and Riquelme

Todos me parecían buenos hombres desprovistos de venganza–

Un poco loco, pero ¿quién está completamente cuerdo?

Anduvieron con la guerra como les enseñaron,

Y regalaron su risa pero no el oro,

Y toda su charla era de oro y alboroto.

Si los españoles pensaran y dijeran que eran dioses,

Fue una tontería sin interrupciones, no merecer la muerte.

Muerte al rey inca acribillado, Atahualpa

Lo que más despertó al hermano de Atahualpa, Titu–

Fue que su hermano dio a los españoles sus recursos,

Y gritó que los hombres ricos pagarían su rescate;

Y, lo peor de todo, denunció rotundamente a su pueblo,

Con todos sus gritos para combatir la codicia de los españoles–;

Dijeron que eran unos farsantes que hacían oraciones estiradas;

Y eran en el mejor de los casos, sólo conquistadores del diablo;

Y esto fue lo que llevó a Pizarro a la muerte.

Como fue Riquelme quien votó ahorcar a Atahualpa

Los que iban con él no creían en él

Eran en su mayoría hombres aburridos y sin educación

Simple y aturdido por lo que dijo,

Y malinterpretando cada palabra que dijo.

Los guió por un miedo cautivado;

Lo seguían como rebeldes, por donde iba,

Con sentimientos mezclados de asombro, miedo y pavor.

¡Aterrado hasta que lo ahorcaron!…

Así se dijo, por la mano gobernante de Pizarro

Lo escucho echando humo en la corte de abajo, como Pilot,

Maldiciendo a sus siervos ya España.

El sol se está poniendo–todo el cielo está en llamas–

Dentro de media hora todo será aburrido y gris

de nuevo;

A través de los ojos cegadores de los muchos–

don Francisco Pizarro, como Tito de Roma

Anuncia la ejecución injustificada de

Atahualpa!…

Mientras los Incas sean conocidos por los hombres

El nombre de Riquelme llevará la marca de la mala fama,

¡La maldición, de generaciones aún por nacer! …

#744 6/2005

Versión en español

Una Muerte en Cajamarca, Perú

(Atahualpa)

Avance: Esta es una versión, no una traducción de ninguna clase, sobre el encarcelamiento y la muerte de Atahualpa, el Rey Inca del Imperio Incaico, en el siglo XVI (Perú).

Atahualpa, sufriendo en Cajamarca

Saludado por De Soto, su amigo emancipado de España

«¡Cálmate! Estos tiempos serán tolerantes para ti».

Por Riquelme, que está cansado de este lugar

Insatisfecho con el jaque mate, mira a Atahualpa

Como simplemente detestable–con ardimiento, triste poco atractivo,

Y anhela otra vez encontrarse en España.

Después de la vergüenza de la derrota,

Por el esclavo cautivo Atahualpa, Inca Rey

Quien dio un consejo al Capitán Hernando De Soto

Y consiguió un jaque mate inevitable…

Y amigos y festín–vieron más que todo, sus juegos–

Esta vida pareció blanca y plana. Él inerte para descansar

En su prisión extensa toda con paredes vivas, escuchando

Y combatientes temblorosos con trajes de incas–el aire

Encantado con el rugir creciente de hombres–

El pabellón iluminado por el sol levantado en lo alto

Inflamado y manchado contra sus acordonadas venas

Y ondeando fuera de sus bordes con desgarradores testimonios–

Los guerreros salvajes rugiendo desde el abismo–

Los soldados más salvajes atestados gritando desde arriba

Con un grito largo que envía la sangre sobresaltada

Con estremecimiento y corriente repentina a las rodillas–

Un ciento de voces gritando–al Inca Rey

De caballos españoles galopando a través del terreno–

El toque de espadas, los choques agudos del acero.

Espadas vivas que giran en círculos con rojo sangriento–

Cascos, destellando bajo sus voluminosos pelos–

La prestidigitación de un Dios profético–para ellos

Peor que el escándalo–los ojos de Atahualpa

A los indios peruanos–de no hacer nada–

Sus músculos tensos–y luego viene esclavitud;

«¡Ánimo!-ésta es la voluntad de Dios», dice Atahualpa a su gente

«… ¡ésta es, ésta es su España–esto no es mío o nuestro».

Y si, Atahualpa sintió que el gran Dios estaba de su lado

Él está de pie, con la cara elevada, como si él ve y cree

El juego que él así lo ilustra, y dice, «¡ésta es la muerte!»

«¡Ah! ¡Por mi España!» digo sus propias palabras

Como por su grupo, yo los conozco, a todos–

Un raro lugar loco y constituido de indómitos–

Soto, Rada, Chávez, Atienza y Riquelme

Todos me parecieron a mi, hombres correctos desprovistos de venganza

Un poco locos–pero ¿Quién es enteramente sano?

Ellos se ocuparon de la guerra como les enseñaron,

Y regalaron su sonrisa pero no el oro,

Y toda su conversación fue del oro y el alboroto.

Si los españoles pensaron y dijeron que eran dioses,

Esto fue una insensatez inquebrantadota, no mereciendo la muerte

Muerte para el enigmático Inca rey, Atahualpa

Lo que más azuzó al hermano de Atahualpa, Titu–

Fue que su hermano dio a los españoles sus recursos,

Y exclamó que hombres ricos pagarían su rescate;

Y, peor que todo, denunciando rotundamente a su gente,

Con todos sus gritos para pelear la ambición de los españoles–;

Dijeron que ellos eran fraudes que hicieron rezos extendidos;

Y eran a lo más, sólo conquistadores del diablo;

Y esto fue lo que trajo Pizarro a su muerte.

Como fue Riquelme quien votó para colgar a Atahualpa

Aquellos quienes fueron con él no creían en él

Fueron sobre todo endebles, hombres sin educación

Simples y aturdidos por lo que él dijo,

Y mal entendiendo cada palabra que él dijo.

El los condujo con él en un miedo cautivado,

Ellos lo siguieron como rebeldes, donde él fue,

Con sentimientos mezclados de duda, miedo y temor.

Afligidos con miedo hasta que ellos lo colgaran!….

Así, mucho fue dicho, por la mano gobernante de Pizarro

Yo lo oí exasperarse abajo en la corte, como Pilatos.

Maldiciendo a sus criados y a España

El sol está bajando–todo el cielo está en llamas–

A media hora de aquí, por lo tanto, todo será aburrido y gris otra vez;

Sobre los ojos ciegos de muchos

Don francisco Pizarro, como Tito de Roma

Anuncia la injustificable ejecución de Atahualpa

Mientras el Inca sea reconocido por los hombres

El nombre de Riquelme llevará la marca de reputación enferma,

La maldición, de generaciones aun no nacidas!…

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